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miércoles, 17 de febrero de 2016

Belleza física


Quiero comenzar con lo que nos dice Proverbios 15:13: El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu. Este versículo lo he evidenciado más de una vez en mi vida, cuando estás llena de Dios, cuando estás feliz, el semblante que reflejas en tu rostro es de alegría, no importa si estás maquillada, si pasaste por la peluquería, la ropa que llevas, te ves radiante y eso vale más que miles de horas en un SPA.

Considero que nuestra prioridad como mujeres siempre debe ser buscar a Dios, pues de lo que llevemos en nuestro interior será lo que reflejemos externamente a otros. Dios nos hizo a imagen de Él, Él no se equivocó para nada con el físico que Él nos dio, para El somos sus princesas, somos hermosas. El problema ha radicado en los estándares tan altos de belleza que se fueron instaurando y que pusieron unos parámetros de belleza enfocados solamente en lo estético y quien no cuadre con estos, no es “bonita”.

Yo crecí jugando con las muñecas Barbies, las cuales tenían una figura “perfecta” pero la realidad mía y la de mis amigas era otra. Sin embargo durante más de medio siglo estas muñecas impulsaron este estereotipo de belleza femenina, sólo hace unas semanas lanzaron la nueva versión de la muñeca, la cual pretende reflejar una mirada más amplia de la belleza. Personalmente por varios años, creí que a través de una figura física podía conquistar el corazón de un hombre, era el “enganche” para que se fijaran en mí. El primer paso para desechar esta mentira, fue darme cuenta quien soy en Cristo, cual es mi valor en Cristo y que hay algo más importante que lo estético y es mi belleza interior.

Siempre me ha gustado verme “bien vestida”, “bien arreglada”, creo que esto no tiene nada de malo, el problema es cuando esto se vuelve el centro de nuestra vida, cuando nos preocupamos más por lo externo que lo interno. Van pasando los años y ya nuestra piel no es la misma a cuando estábamos adolescentes, sin contar con las consecuencias físicas que muchas veces dejan los embarazos. Pero si hemos año tras año cultivado nuestra parte interna y nuestra relación con Dios, seremos mujeres que seguiremos irradiando una belleza, pero ya no desde lo estético!

El año pasado estuve investigando sobre la relación de la importancia del vestuario para los seres humanos a través de la historia y en la medida leía me fui apasionando en aprender sobre la imagen personal y cómo influye ésta en la autoestima de nosotras las mujeres. Por eso me animé en el 2015 a realizar el diplomado de Consultoría de Imagen y Personal Shopper.

Mi deseo es poderle aportar a la vida de otras personas, logrando una mayor confianza en sí mismos y en cómo se ven, reflejando su personalidad sin miedo y destacando sus puntos fuertes. Soy consciente que mi trabajo representará una parte en la mejora de la autoestima, porque sólo cuando Jesús es el centro de nuestra vida, podemos comprender quienes somos y cuan valiosas somos.

Mi invitación es que como mujeres integras sigamos perseverando en nuestra relación con Dios, que si aún no nos vemos cuán bellas somos para Él, le pidamos que sane esto en nosotras, que si durante años recibimos burlas sobre algún defecto físico que teníamos o tenemos, o por alguna enfermedad que dejó consecuencias en nuestro físico, le pidamos que sane estas heridas, que si nunca tuvimos un hombre que representara autoridad (papá, tío, hermano) que nos dijera que linda nos veíamos, sea El quien nos lo exprese a través de Su palabra o no lo diga a nuestro corazón. Esto que les escribo lo viví personalmente, no me lo contaron, fue Dios quien ha ido sanando mi quebranto por estos aspectos.

Una cirugía estética podrá quitarte arrugas que los años te han dejado, pero sólo el Señor podrá quitarte de por vida, las marcas que hay de dolor en tu interior. Jesús en la Cruz, cargó por cada lágrima que nosotras hemos derramado, por todas las veces que nos hemos visto al espejo y hemos renegado contra Dios por qué nos hizo de X forma. El anhelo de Dios es sanarnos, es que podamos vivir una vida plena en El, ábrele tu corazón y manifiéstale todo el dolor que has llevado por años!.


Y si por el contrario, tienes una clara convicción de tu valor en Cristo, te insto a que sigas cultivando día a día tu crecimiento espiritual, conociendo más del Señor y que puedas mostrarle a las mujeres que están a tu alrededor cuan valiosas son para Dios.

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