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miércoles, 3 de febrero de 2016

Egocentrismo



Es muy común actualmente escuchar frases como: “Primero YO”, “Lo hice a mi manera” ó “Es mi vida y yo hago lo que quiera”. Estas frases son un ejemplo de una autoestima que se ha visto afectada por algo que a muchos no nos gusta escuchar: egocentrismo. Está bien que debemos preocuparnos por nuestro bienestar pero no podemos centrarnos solamente en nosotros y pretender que el mundo gire entorno nuestro.

Hace más de 2.000 años teníamos ya una radiografía de esto que está pasando en estos tiempos y lo encontramos en 2 Timoteo 3: 1-4
1 Recuerda que en los últimos días llegarán tiempos difíciles.
2 La gente se volverá egoísta, amante del dinero, fanfarrona y orgullosa. Se insultarán unos a otros, no obedecerán a sus padres, no darán ni las gracias y serán mundanos
3 No sentirán afecto por los demás ni estarán dispuestos a perdonarlos. Hablarán con maldad, estarán fuera de control, serán crueles y odiarán el bien.
4 En esos mismos días, la gente traicionará a sus amigos, actuará sin pensar, se enorgullecerá de lo que sabe y en vez de amar a Dios, amará los placeres.

Quiero darte ejemplos de posibles comportamientos egocéntricos para que tú en tu intimidad evalúes si tienes algunos de estos:
1.       Exceso de autoestima, al valorarte demasiado tú mismo.
2.       Sentimientos de grandeza en cuanto a tus talentos y habilidades especiales, como dicen por ahí: “te crees la última Coca Cola del desierto”.
3.       Poca empatía, es decir, la capacidad de colocarse en los zapatos del otro, en lo que la otra persona puede estar sintiendo o viviendo.
4.       Necesidad de ser admirada, halagada constantemente.
5.       Eres proclive a sentirte ofendida ante cualquier crítica.
6.       Tienes sentimientos de envidia, ya que no eres capaz de aceptar el éxito ajeno. 

En mi caso crecí en un hogar donde me hicieron todo y cuando viví sola tuve los medios económicos para pagar a alguien que fuera a hacerme las cosas concernientes al aseo del apartamento, pero ya cuando me case, me di cuenta que había vivido en un mundo “no real”, que estar casada significaba preocuparme por el otro, estar pendiente por ejemplo de sus comidas, si bien cuento con el valioso apoyo de una persona que viene en la semana, quien debe atender a mi esposo soy yo!. Esta es un área que he estado desarrollando, porque continuar con este comportamiento me hace ciega, pues estaría caminando sin ver a quien está a mi lado.

David Allen autor del libro “Derribando los dioses que llevamos dentro” hace dos afirmaciones muy certeras:
·         Los ídolos no siempre adoptan la forma de estatuas de piedra específicamente. 
·     El dios de este siglo es el narcisismo el cual ha sido alimentado con técnicas de mercadeo reforzado por las escuelas de sicología centradas en el YO.

Muchas veces cuando se tienen comportamientos egocéntricos no somos conscientes de esto, nos ufanamos diciendo que no tenemos ídolos de madera o yeso, pero lamentablemente tenemos un ídolo de carne y hueso que somos nosotros mismos.

Dios ha colocado personas a nuestro alrededor porque sabe que podemos bendecirlos con nuestra vida, no necesariamente por lo que les aportemos económicamente o materialmente sino que podemos bendecirlos a través de: Ayudarlos en lo que necesitan, atenderlos, escuchándolos, así sea algo tan pequeño como una sonrisa o un gesto amable.

No en vano Dios nos pide que consideremos a los demás como más importantes que nosotros, y cuando logramos hacerlo, esto hace más fácil que dobleguemos nuestro orgullo y podamos concentrarnos a servirle a otros con amor y amablemente, no porque nos tocó.


Si te sentiste identificado con alguno de los comportamientos mencionados, te invito a que en oración le pidas a Dios que te ayude a ver a las otras personas como superiores, a que sea El dándote el amor que careces para preocuparte por los asuntos de los demás y a que tu mirada se desenfoque de ti y se centre en los demás.

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