Es muy
conocido el texto del versículo Juan 8:32 que dice: “Conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres”. ¿Alguna vez has ido al circo y visto a un elefante
encadenado a un poste? ¿Te has puesto a
pensar por qué siendo tan grande y fuerte, no se libera? Es sencillo...resulta que desde que estaba
pequeño lo amarraron a un árbol y por más que trató de soltarse, nunca
pudo. Hoy tiene grabado en su mente que
no puede liberarse y por eso ya ni siquiera lo intenta.
Cuan
verdadero es esto también en nosotros. Pensemos por un momento en todas las
cosas que hemos vivido en nuestra vida, las cuales nos han dejado grabados
muchos miedos, temores, ansiedades, rencores, orgullos, culpas, recuerdos y
paradigmas; nuestra crianza nos ha dejado diferentes formas de hacer las cosas,
hábitos y vicios que se han convertido en unas cadenas a las que ya nos
acostumbramos y lo que es más grave, que hasta nos sentimos cómodas con estas y
que nos han llevado a asumir nuestra vida en Cristo encadenadas a ellas, a tal
punto que muchas veces nos hemos oído decir, frente a versículos y promesas
bíblicas: “Es que eso es muy difícil”,
“es que eran otros tiempos”, “es que en mi caso es diferente”, “es que eso es
relativo”, ”es que la carne es débil”, “es que a uno se le olvida” y el listado
de los “es que” parece que no tuviera fin!.
Estas y
muchas otras cosas son mentiras que nos mantienen cautivos. Por eso Jesús viene
y nos dice: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Tú ya conociste
esa verdad, la Biblia
está inundada de ella. Sencillamente créele y serás libre de todas esas
ataduras mentales y emocionales con las que mantienes atado al poste. No pienses, sólo CREE!
Cree que
“Dios termina la obra que un día empezó en tí”; “Cree que en Cristo somos mas
que vencedores”, “Cree que tienes un espíritu de amor, de poder y de fuerza de
voluntad”, “Cree que tus pecados quedaron juntamente sepultados y ya
resucitaste con Cristo como hijos nuevos”.
No te dejes acusar del fantasma de la culpabilidad. El diablo tratará de
recordarte lo que fuiste. No se lo permitas. No andes merodeando entre los
huesos muertos de su vida vieja.
Comienza hoy a derribar esas fortalezas en tu vida
que te encadenan al pasado que encadenan nuestra vida y nuestro crecimiento en
la voluntad de Dios. Libérate de las mentiras del pasado y ¡dí a ti mismo la
verdad!.
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