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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Redes sociales y Narcisismo


Uno de los avances importantes que el ser humano ha realizado en los últimos años ha sido la tecnología de la información (TI), la cual nos permite estar informados y comunicados en tiempo real, de hecho esta revolución informática ha contribuido al proceso de globalización: uniendo los mercados, sociedades y culturas del mundo.

Soy de la generación X (nacida al inicio de los años 80) que crecimos sin tecnología informática, por lo tanto para compartir una foto teníamos que llevar el álbum físico a mostrárselo a quien deseábamos, a finales de la década de los 90 en Colombia ya podíamos acceder a correos electrónicos para comunicarnos, sin embargo aún no existían las cámaras fotográficas digitales como para compartir por este medio fotografías. Para mediados del año 2000 comenzaron a masificarse las redes sociales y para ese momento ya existían las fotos digitales, así la difusión empezó a ser más expansiva de estas.

Las generaciones siguientes: la Y (Millennials) y la Z, nacieron inmersos en medio de los avances tecnológicos, crecieron con Facebook y tomándose selfies constantemente. Hoy deseo tocar este tema porque me llamó mucho la atención un artículo que leí, el cual mencionaba que “el auge de las redes sociales ha potenciado el narcisismo durante el último decenio, en el mundo aumentó en un 30% el número de narcisistas[1]”, la palabra narcisismo no se ha difundido masivamente, puedes estarte preguntando qué es eso?, el narcisismo está relacionado con el mito de Narciso, es decir, amor a la imagen de sí mismo[2], generalmente el narcisismo es una conducta potenciada por la inseguridad y este trastorno de personalidad se caracteriza por un fuerte sentido de egocentrismo y una preocupación excesiva por sí mismo.

Eso significa que no puedo subir una foto a mi red social?, claro que si!!!, no se trata de generalizar, el problema comienza cuando un persona desea exponer excesivamente su vida personal (A través de fotos, de actualizar cada 5 minutos su estado, indicando cómo se siente, que está haciendo, todo girando alrededor de su vida), puesto que esto podría mostrar que es alguien con baja autoestima, que busca aprobación y aceptación de los demás.

La siguiente pregunta que surge es: Qué tipo de fotos suelen subir las personas?: las fotos donde aparecen más atractivas, las que muestran sus logros, lugares visitados, viajes realizados…Somos selectivos con las fotos que subimos, pues es nuestra imagen la que se encuentra expuesta a muchas personas. El problema es cuando empiezas a sentirte incomodo o mal porque subieron una foto tuya en la cual a tu criterio no te ves bien o  más bien te ves cómo eres en tu día a día (sin previo arreglo para una cita, para un día especial).

Lo otro a tener presente es cuando las personas se mantienen pendientes de cuántos “like (Me gusta)” ó “Follow” alcanza una foto publicada, o sea, inconscientemente estar en función de la “aprobación” de otras personas. Los Likes no pueden determinar tu estado anímico!!!.

Facebook y Twitter son las redes sociales que más han promovido la tendencia de las selfie, existen Sociólogos y Psiquiatras que consideran que esto es un acto de vanidad, que muestra una tendencia narcisista o falta de autoestima…Entonces ahí es cuando quien suele realizar esto con cierta frecuencia, debe examinarse internamente que es lo que lo motiva para estar constantemente tomándose selfies?, en el fondo lo que necesita es autoafirmación? O reafirmar su identidad?

En la Biblia en Salmo 139:23 dice: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Y el Versículo 24a Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda. Pienso que una buena práctica diaria es pedirle a Dios que examine nuestro corazón, que sea El revelándote si a través de nuestras conductas en redes sociales lo que estamos evidenciando es la inseguridad que existe en nuestro interior y si llegas a identificarte con esto, no sientas pena, vergüenza o temor, porque en Dios puedes lograr la seguridad que estás buscando, porque tienes un Padre Celestial que puede suplir con Su amor, las carencias que tuviste y que te han llevado a buscar aprobación en otros.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Amar a lo más necesitados!



En un mundo donde cada uno está en búsqueda de sus propios intereses, podemos llegar a tornarnos indiferentes a las necesidades de otros. El Señor nos recuerda en su Palabra en 1 Juan 4:8 que el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Es muy fácil amar con quienes sentimos empatía y están en nuestro círculo cercano, pero que de aquellas personas que son “rechazadas por la sociedad”.

En Colombia tenemos el ejemplo de Papá Jaime, quien años atrás comenzó una loable labor de visitar los basureros, alcantarillas, túneles subterráneos y barrios marginales, a través de este trabajo rescato a muchos niños y jóvenes que vivían en la oscuridad, quienes aprendieron a soñar en la Fundación que formó posteriormente: Niños de los Andes. Mundialmente todos hemos escuchado del trabajo que llevó a cabo durante más de 45 años la Madre Teresa de Calcuta, quien atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos. 

Mientras lees esto, puedes estar pensando que tu misión de vida no es la de Papá Jaime, que tú te dedicas a otras actividades y que tienes otros sueños en tu vida, pero quiero que te preguntes: que granito de arena estás sembrando tú en la vida de las personas más necesitadas de tu sociedad? No tienes que dedicar tu vida de lleno a una labor social, pero no es posible decir que amamos a Dios cuando somos impasibles con los más necesitados.

Concuerdo con esta frase de Angelina Jolie, reconocida no sólo como actriz sino por su trabajo humanitario: “No podemos cerrar a nosotros mismos la información de la crisis y pasar por alto el hecho de que millones de personas están sufriendo por ahí. Honestamente quiero ayudar. No me siento diferente a las demás personas. Creo que todos queremos justicia e igualdad, la oportunidad de una vida con sentido. A todos nos gustaría recibir ayuda si estuviéramos en una mala situación”.

Nosotros no vamos a suplir la labor que le corresponde a los Gobiernos, pero si podemos empezar por no ser tan insensibles con los más necesitados. Lo más seguro es que realizar cualquier trabajo humanitario, te demande salir de tu zona de confort y dedicar un poco de tu tiempo, pero considero que vale la pena hacerlo!.

Te invito a pensar desde donde tú te encuentras cómo puedes vincularte, te doy algunas ideas pero indudablemente deben haber muchas más opciones:
·         IGLESIA: Revisa si donde tu asistes hacen actividades sociales y puedes comenzar a asistir.
·   COLEGIO O UNIVERSIDAD: Puedes unirte con un grupo de amig@s para por ejemplo: realizar alfabetización (cuantas personas aún no saben leer o escribir) o visitar un ancianato o el pabellón de niños en un hospital.
·     EMPRESA: se está comenzando a implementar en las Organizaciones los negocios inclusivos, que son iniciativas empresariales económicamente rentables, ambiental y socialmente responsables, que en una lógica de mutuo beneficio incorporan en sus cadenas de valor a comunidades de bajos ingresos y mejoran su calidad de vida[1]. Tuve la oportunidad de asistir a un seminario al respecto por parte de la empresa donde laboraba en Colombia y puedo dar fe que se están emprendiendo en varios lugares del mundo proyectos en esto. Puedes unirte al proyecto que estén haciendo donde trabajas o promover un equipo interdisciplinario para emprender un negocio inclusivo.
·     NEGOCIO INDEPENDIENTE: Si trabajas de forma independiente, examina cómo con tu negocio puedes aportar a otros más necesitados, probablemente no con el objetivo de lucrarte. Conozco el caso por ejemplo de alguien que realiza cursos de cocina saludable, la cual se unió con otra fundación para llevar alimentación saludable y balanceada a  niños que viven en condiciones muy difíciles de su ciudad.
·      FUNDACIONES: Busca que fundación cerca de donde vives realiza labores sociales y cómo puedes aportar, sea con tus talentos que Dios te ha dado, dedicando tiempo para compartir con otros o tal vez con aportes económicos.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Rescata tu hacha, empieza de nuevo!


2 Reyes 6:1-7  Un día, los miembros de la comunidad de los profetas le dijeron a Eliseo: Como puede ver,  el lugar donde ahora vivimos con usted nos resulta pequeño.  Es mejor que vayamos al Jordán.  Allí podremos conseguir madera y construir un albergue.  Bien,  vayan respondió Eliseo. Pero uno de ellos le pidió: Acompañe usted,  por favor,  a sus servidores.  Eliseo consintió  en acompañarlos,  y cuando llegaron al Jordán empezaron a cortar árboles.  De pronto,  al cortar un tronco,  a uno de los profetas se le zafó el hacha y se le cayó al río.  ¡Ay,  maestro!  gritó.  ¡Esa hacha no era mía!  ¿Dónde cayó?  Preguntó el hombre de Dios.  Cuando se le indicó el lugar,  Eliseo cortó un palo y,  echándolo allí,  hizo que el hacha saliera a flote. Sácala ordenó Eliseo.  Así que el hombre extendió el brazo y la sacó.

Estas eran unas personas que empezaron un nuevo proyecto (construir un albergue) en función de mejorar algo (el lugar donde vivían era muy pequeño).  A muchos de nosotros nos pasa eso son proyectos que empezamos con muchos deseos y entusiasmo, porque como seres humanos siempre estamos colocándonos nuevos retos por alcanzar, como por ejemplo: escalar profesionalmente, mejorar nuestros bienes materiales, nuestro matrimonio mismo, viajar a nuevos lugares e iniciar nuevos hábitos. 

Hay un proyecto que hemos empezado en el mismo sentir pero que también puede pasar por ese ciclo o curva de desarrollo, y es nuestra relación con Dios.....Ese proceso de buscar tener una mejor relación con Dios y conocerlo mejor, también lo empezamos con mucho entusiasmo. Pero sucede que en medio de estar andando en ellos..... puffff pasa algo...... y es lo que le paso a la persona de la historia..... Se nos cae el hacha!!! A qué se refiere esto?  A que se nos pasa el entusiasmo, se nos pasa esa motivación, esa intensidad con que veníamos haciendo la cosas.. Y llega un momento en que todo parece terminar ahí, todo parece estancarse ahí......y se nos baja la curva hacia el desánimo, la indiferencia y la pasividad y conformismo.

Por ejemplo en nuestra relación con Dios, sabe cuándo podemos decir que se nos cae el hacha.....? En el momento mismo en que déjanos de orar como orábamos antes, cuando tenemos miles de excusas para no ir a la iglesia, cuando dedicamos más tiempo a ver televisión o ver Internet que a sentarte a leer la Biblia, ahí has perdido tu hacha...tú sigues amando y creyéndole a Dios, pero has perdido tu hacha...has perdido el primer amor.

Pero fíjate en algo, el señor de la historia necesariamente no estaba haciendo nada malo...estaba trabajando normalmente solo que....se le cayó el hacha. Él estaba metiéndole el pecho, tenía todo el ánimo del mundo, pero eso sucede...no necesariamente pasan imprevistos, cuando te estas portando mal o estás haciendo las cosas mal, simplemente se nos cae el hacha. En este sentido, necesitamos examinarnos y ver en qué áreas de nuestra vida, en que proyecto se nos cayó el hacha y ser muy sinceros para reconocer que nuestra hacha está bajo el agua.  Dios no te está condenando por eso, la gente no te está criticando por eso, solo tienes que entender que perdiste el hacha y ahora lo importante es rescatarla!


Comienza volviendo a la fuente donde salió tu hacha, o sea Dios, confiésale que has perdido tu entusiasmo, que no sientes fuerzas para seguir el proyecto que has emprendido (un estudio, trabajo, negocio, etc.) o que se ha enfriado tu relación con Él. Tienes que luchar y volverte a esforzar hasta recuperar tu hacha, debes aprender a levantarte cuando sientas que el desánimo entra en ti cuando veas que tu hacha se te cayó y saber que tienes a tu lado un Dios de segundas oportunidades y tener presente que no existe una persona que en un momento dado haya dejado caer su hacha. El problema no es que se haya caído, el problema es que seamos capaces de volverla a recuperar y retornar con el mismo entusiasmo a arrancar nuestros proyectos.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Aprendiendo a callar (No juzgar)


De acuerdo a la definición del diccionario Juzgar es: formar juicio u opinión sobre algo o alguien. En muchas ocasiones con o sin intensión hacemos comentarios de otros y no somos conscientes que estamos emitiendo es un juicio y que no somos nadie para hacerlo, eso le corresponde sólo a Dios. Además antes de ver los malos actos que pueden hacer otros, deberíamos primero ver las cosas malas que realizamos nosotros.

En Lucas 6:37 dice la primera parte “No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra.” Esto es una ley de siembra y cosecha, si nosotros no juzgamos a otros, a futuro lo más seguro es que no nos juzgaran.

Días atrás hice un comentario sobre una persona con base en la opinión que otra persona me había contado y aunque pedí perdón al respecto, esto me causo lamentablemente perder una relación (el vínculo de amistad se rompió) y traigo a colación este tema para que reflexiones si en algún momento con tus palabras puedes estar generando juicios. Con esto que sucedió, he experimentado con tristeza la lección: lo más conveniente es aprender a callar y no emitir juicios y opiniones de quienes a veces ni siquiera conocemos y no llegaremos a conocer.

En CNN salió la noticia esta semana sobre el Pastor que tenía cuenta en Ashley Madison que se suicidó tras ser descubierto, me puse a leer algunos comentarios que fueron escritos sobre este post y la mayoría tenían una connotación de juicio, y nuevamente venía a mi mente: quienes ahí están dando una opinión sobre este hombre ni siquiera lo conocieron, no saben cuál fue su historia de vida que lo llevó a frecuentar Ashley Madison y posteriormente suicidarse. Es muy fácil como digo yo: “sacar la lengua a pasear”, pero es más valioso, cuando aprendemos a callar y no ser jueces de otros.

Nosotros no tenemos el derecho para juzgar, ni porque tengas un título de líder, de Predicador, o de lo que sea, el mandato de Dios no es condenar a otros, sino entregar Su misericordia, a veces, se nos olvida que Jesús vino por los necesitados, por los pecadores, no por los santos y sanos. Acuérdate como actuó El con la mujer adúltera o la mujer samaritana. Dios no deja de amar ni un solo día al pecador, así como no ha dejado de amarte a ti, entonces ¿por qué no tener una actitud un poco más empática con las otras personas? y no generar juicios sobre estas.

Será que eso que estás juzgando de otro, que sientes que te molesta tanto, ¿estará de pronto dentro de ti? y sólo estás viendo un espejo de ti en esa persona? Si es así, examínate interiormente y mira que es lo que te está inquietando o turbando y ve delante de Dios para que Él sea sanándote o transformando eso en ti.


La próxima vez, que vayas a apuntar con tus palabras con el dedo condenador, hazte está pregunta: ¿Esto qué voy a decir edifica a la otra persona?, antes de condenar a otra persona, recuerda que tú tampoco eres producto terminado y que sólo El amor de Dios pudo perdonarte de lo que tal vez hiciste en tu pasado.  Y si sientes que no puedes manifestar algo que edifique, tener empatía o amor, puedes optar por apartarte de la situación y concentrar tu atención en otro tema distinto y así evitaras pronunciar un juicio innecesario.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Las bendiciones detrás del cambio


Generalmente en todo cambio que se nos presenta en la vida hay temor, sin embargo siempre Dios quiere enseñarnos o mostrarnos alguna oportunidad que tiene que ver con su propósito para nuestra vida al permitir los cambios, debemos de aprender a distinguir cual es.

El temor a un cambio se origina en el miedo a perder, entonces como primer paso te propongo que comiences a depositar tus temores en manos del Señor. ¡El cambio que estás viviendo  puede conducirte a una bendición mayor de la que actualmente tienes!, por eso no debemos huirle a salir de nuestra zona de confort, sino dar un paso hacia delante hacia los cambios que vamos a enfrentar.

Los cambios en nuestra vida producen desacomodarnos y regularmente al ser humano no le gusta ser incomodado, nos encantan las tradiciones, hábitos, costumbres, pero los cambios de ubicación o situaciones descubrimos potenciales en nosotros que no conocíamos. A continuación mencionaré algunos cambios que podemos llegar a tener o que estamos viviendo, cambios que al principio pueden ser complejos para nosotros, a pesar de esto, pueden ser el medio para que obtengamos una bendición de Dios:
Laboral: Al cambiar de trabajo, es un nuevo ambiente, un nuevo jefe, unas nuevas políticas de una organización, no obstante Dios quiere que aprendamos de algunos de estos tópicos. Por ejemplo Dios puede en ese nuevo lugar formar en nosotros disciplina, respeto por la autoridad, nuevos amigos a los cuales poder ayudar, aprender laboralmente para un futuro ascenso profesional.

Independencia: Cuando por algún motivo tenemos que vivir solos, eso genera una serie de modificaciones en nuestra vida, como hacernos responsables de nuestros gastos, de lo que vamos a comer, pero sobre todo de aprender a estar solos, vivir solos nos enseña a que no dependemos de otras personas para ser felices. Particularmente estuve viviendo sola durante 2 años y pude en ese periodo crecer mucho, darme cuenta que podía disfrutar sola un viernes viendo televisión o leyendo, que el tema de la soledad ya no era un “monstruo” para mí.

Viajes: En el caso de viajes, Dios no nos lleva a un lugar solo por descansar o solo por ir a trabajar, lo más probable es que el Señor sepa que al otro lado, hay alguien que nos necesita, alguien a quien yo puedo darle una palabra de aliento. Solo es cuestión de que le preguntemos a Dios, Señor cuál es tu propósito al llevarme a X lugar?. Qué quieres que aprenda o a quien debo aportarle algo?.

Ciudad/País: El cambiarnos así sea dentro de nuestro propio país genera una serie de movimientos, tales como, cambios en la alimentación, cultura, costumbres, nuevas amistades, estar lejos de la familia. Personalmente puedo decir no siempre es un proceso fácil, porque extrañas muchas cosas y personas, son esas tiempos en donde más te aferras a Dios y podemos ver las manifestaciones de Su amor hacia nosotros y como avanzamos en un nivel más de dependencia en El. Debemos saber que si Dios nos está llevando a otro lugar es porque quiere que seamos bendición en este lugar o porque nos tienes una  bendición en ese nuevo lugar.

En la Biblia encontramos casos de varias personas que debieron dejar su tierra y su gente, y a través de estos cambios Dios trajo bendición a sus vidas.
1.   Abraham.  Génesis 12:1 El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. 
12:2 Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros.
2.   José: hallo increíble éxito en otro país: Egipto.
3.   Ruth: voluntariamente dejo su familia pagana en Moab y se fue a Betel con Noemí (su suegra), allí conoció a Booz, un gigante financiero de la comunidad,  y se casó con él.

Te invito a que de ahora en adelante recibas como una bendición cualquier cambio que Dios ponga en tu vida, que te enfoques en las oportunidades que esto trae para ti y no en las dificultades que al inicio un cambio trae. Y si ya has pasado por épocas de cambio, que animes y acompañes a otros que apenas están iniciando un proceso de cambio y que tal vez están sintiendo que es lo más complejo que hayan vivido.