En un mundo donde cada uno está en búsqueda de sus propios
intereses, podemos llegar a tornarnos indiferentes a las necesidades de otros.
El Señor nos recuerda en su Palabra en 1 Juan 4:8 que el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Es muy
fácil amar con quienes sentimos empatía y están en nuestro círculo cercano,
pero que de aquellas personas que son “rechazadas por la sociedad”.
En Colombia tenemos el ejemplo de Papá Jaime, quien años
atrás comenzó una loable labor de visitar los basureros, alcantarillas, túneles
subterráneos y barrios marginales, a través de este trabajo rescato a muchos
niños y jóvenes que vivían en la oscuridad, quienes aprendieron a soñar en la
Fundación que formó posteriormente: Niños de los Andes. Mundialmente todos
hemos escuchado del trabajo que llevó a cabo durante más de 45 años la Madre
Teresa de Calcuta, quien atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos.
Mientras
lees esto, puedes estar pensando que tu misión de vida no es la de Papá Jaime,
que tú te dedicas a otras actividades y que tienes otros sueños en tu vida,
pero quiero que te preguntes: que granito de arena estás sembrando tú en la
vida de las personas más necesitadas de tu sociedad? No tienes que dedicar tu
vida de lleno a una labor social, pero no es posible decir que amamos a Dios
cuando somos impasibles con los más necesitados.
Concuerdo
con esta frase de Angelina Jolie, reconocida no sólo como actriz sino por su
trabajo humanitario: “No podemos cerrar a nosotros mismos la información de la
crisis y pasar por alto el hecho de que millones de personas están sufriendo
por ahí. Honestamente quiero ayudar. No me siento diferente a las demás
personas. Creo que todos queremos justicia e igualdad, la oportunidad de una
vida con sentido. A todos nos gustaría recibir ayuda si estuviéramos en una
mala situación”.
Nosotros
no vamos a suplir la labor que le corresponde a los Gobiernos, pero si podemos
empezar por no ser tan insensibles con los más necesitados. Lo más seguro es
que realizar cualquier trabajo humanitario, te demande salir de tu zona de
confort y dedicar un poco de tu tiempo, pero considero que vale la pena
hacerlo!.
Te
invito a pensar desde donde tú te encuentras cómo puedes vincularte, te doy
algunas ideas pero indudablemente deben haber muchas más opciones:
·
IGLESIA: Revisa
si donde tu asistes hacen actividades sociales y puedes comenzar a asistir.
· COLEGIO
O UNIVERSIDAD: Puedes unirte con un grupo de amig@s para por ejemplo: realizar
alfabetización (cuantas personas aún no saben leer o escribir) o visitar un
ancianato o el pabellón de niños en un hospital.
· EMPRESA: se
está comenzando a implementar en las Organizaciones los negocios inclusivos, que
son iniciativas empresariales económicamente rentables, ambiental y socialmente
responsables, que en una lógica de mutuo beneficio incorporan en sus cadenas de
valor a comunidades de bajos ingresos y mejoran su calidad de vida[1].
Tuve la oportunidad de asistir a un seminario al respecto por parte de la
empresa donde laboraba en Colombia y puedo dar fe que se están emprendiendo en
varios lugares del mundo proyectos en esto. Puedes unirte al proyecto que estén
haciendo donde trabajas o promover un equipo interdisciplinario para emprender
un negocio inclusivo.
· NEGOCIO
INDEPENDIENTE: Si trabajas de forma independiente, examina cómo con tu negocio
puedes aportar a otros más necesitados, probablemente no con el objetivo de
lucrarte. Conozco el caso por ejemplo de alguien que realiza cursos de cocina
saludable, la cual se unió con otra fundación para llevar alimentación
saludable y balanceada a niños que viven
en condiciones muy difíciles de su ciudad.
· FUNDACIONES: Busca
que fundación cerca de donde vives realiza labores sociales y cómo puedes
aportar, sea con tus talentos que Dios te ha dado, dedicando tiempo para
compartir con otros o tal vez con aportes económicos.
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