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sábado, 19 de septiembre de 2015

Rescata tu hacha, empieza de nuevo!


2 Reyes 6:1-7  Un día, los miembros de la comunidad de los profetas le dijeron a Eliseo: Como puede ver,  el lugar donde ahora vivimos con usted nos resulta pequeño.  Es mejor que vayamos al Jordán.  Allí podremos conseguir madera y construir un albergue.  Bien,  vayan respondió Eliseo. Pero uno de ellos le pidió: Acompañe usted,  por favor,  a sus servidores.  Eliseo consintió  en acompañarlos,  y cuando llegaron al Jordán empezaron a cortar árboles.  De pronto,  al cortar un tronco,  a uno de los profetas se le zafó el hacha y se le cayó al río.  ¡Ay,  maestro!  gritó.  ¡Esa hacha no era mía!  ¿Dónde cayó?  Preguntó el hombre de Dios.  Cuando se le indicó el lugar,  Eliseo cortó un palo y,  echándolo allí,  hizo que el hacha saliera a flote. Sácala ordenó Eliseo.  Así que el hombre extendió el brazo y la sacó.

Estas eran unas personas que empezaron un nuevo proyecto (construir un albergue) en función de mejorar algo (el lugar donde vivían era muy pequeño).  A muchos de nosotros nos pasa eso son proyectos que empezamos con muchos deseos y entusiasmo, porque como seres humanos siempre estamos colocándonos nuevos retos por alcanzar, como por ejemplo: escalar profesionalmente, mejorar nuestros bienes materiales, nuestro matrimonio mismo, viajar a nuevos lugares e iniciar nuevos hábitos. 

Hay un proyecto que hemos empezado en el mismo sentir pero que también puede pasar por ese ciclo o curva de desarrollo, y es nuestra relación con Dios.....Ese proceso de buscar tener una mejor relación con Dios y conocerlo mejor, también lo empezamos con mucho entusiasmo. Pero sucede que en medio de estar andando en ellos..... puffff pasa algo...... y es lo que le paso a la persona de la historia..... Se nos cae el hacha!!! A qué se refiere esto?  A que se nos pasa el entusiasmo, se nos pasa esa motivación, esa intensidad con que veníamos haciendo la cosas.. Y llega un momento en que todo parece terminar ahí, todo parece estancarse ahí......y se nos baja la curva hacia el desánimo, la indiferencia y la pasividad y conformismo.

Por ejemplo en nuestra relación con Dios, sabe cuándo podemos decir que se nos cae el hacha.....? En el momento mismo en que déjanos de orar como orábamos antes, cuando tenemos miles de excusas para no ir a la iglesia, cuando dedicamos más tiempo a ver televisión o ver Internet que a sentarte a leer la Biblia, ahí has perdido tu hacha...tú sigues amando y creyéndole a Dios, pero has perdido tu hacha...has perdido el primer amor.

Pero fíjate en algo, el señor de la historia necesariamente no estaba haciendo nada malo...estaba trabajando normalmente solo que....se le cayó el hacha. Él estaba metiéndole el pecho, tenía todo el ánimo del mundo, pero eso sucede...no necesariamente pasan imprevistos, cuando te estas portando mal o estás haciendo las cosas mal, simplemente se nos cae el hacha. En este sentido, necesitamos examinarnos y ver en qué áreas de nuestra vida, en que proyecto se nos cayó el hacha y ser muy sinceros para reconocer que nuestra hacha está bajo el agua.  Dios no te está condenando por eso, la gente no te está criticando por eso, solo tienes que entender que perdiste el hacha y ahora lo importante es rescatarla!


Comienza volviendo a la fuente donde salió tu hacha, o sea Dios, confiésale que has perdido tu entusiasmo, que no sientes fuerzas para seguir el proyecto que has emprendido (un estudio, trabajo, negocio, etc.) o que se ha enfriado tu relación con Él. Tienes que luchar y volverte a esforzar hasta recuperar tu hacha, debes aprender a levantarte cuando sientas que el desánimo entra en ti cuando veas que tu hacha se te cayó y saber que tienes a tu lado un Dios de segundas oportunidades y tener presente que no existe una persona que en un momento dado haya dejado caer su hacha. El problema no es que se haya caído, el problema es que seamos capaces de volverla a recuperar y retornar con el mismo entusiasmo a arrancar nuestros proyectos.

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