2 Reyes 6:1-7 Un día, los miembros de la comunidad de los
profetas le dijeron a Eliseo: Como puede ver,
el lugar donde ahora vivimos con usted nos resulta pequeño. Es mejor que vayamos al Jordán. Allí podremos conseguir madera y construir un
albergue. Bien, vayan respondió Eliseo. Pero uno de ellos le
pidió: Acompañe usted, por favor, a sus servidores. Eliseo consintió en acompañarlos, y cuando llegaron al Jordán empezaron a
cortar árboles. De pronto, al cortar un tronco, a uno de los profetas se le zafó el hacha y
se le cayó al río. ¡Ay, maestro!
gritó. ¡Esa hacha no era
mía! ¿Dónde cayó? Preguntó el hombre de Dios. Cuando se le indicó el lugar, Eliseo cortó un palo y, echándolo allí, hizo que el hacha saliera a flote. Sácala
ordenó Eliseo. Así que el hombre
extendió el brazo y la sacó.
Estas eran unas personas que empezaron un nuevo proyecto (construir
un albergue) en función de mejorar algo (el lugar donde vivían era muy pequeño). A muchos de nosotros nos pasa eso son
proyectos que empezamos con muchos deseos y entusiasmo, porque como seres
humanos siempre estamos colocándonos nuevos retos por alcanzar, como por
ejemplo: escalar profesionalmente, mejorar nuestros bienes materiales, nuestro
matrimonio mismo, viajar a nuevos lugares e iniciar nuevos hábitos.
Hay un proyecto que hemos empezado en el mismo sentir pero que
también puede pasar por ese ciclo o curva de desarrollo, y es nuestra relación
con Dios.....Ese proceso de buscar tener una mejor relación con Dios y
conocerlo mejor, también lo empezamos con mucho entusiasmo. Pero sucede que en
medio de estar andando en ellos..... puffff pasa algo...... y es lo que le paso
a la persona de la historia..... Se nos cae el hacha!!! A qué se refiere esto? A que se nos pasa el entusiasmo, se nos pasa
esa motivación, esa intensidad con que veníamos haciendo la cosas.. Y llega un
momento en que todo parece terminar ahí, todo parece estancarse ahí......y se
nos baja la curva hacia el desánimo, la indiferencia y la pasividad y
conformismo.
Por ejemplo en nuestra relación
con Dios, sabe cuándo podemos decir que se nos cae el hacha.....? En el momento
mismo en que déjanos de orar como orábamos antes, cuando tenemos miles de
excusas para no ir a la iglesia, cuando dedicamos más tiempo a ver televisión o
ver Internet que a sentarte a leer la Biblia, ahí has perdido tu hacha...tú
sigues amando y creyéndole a Dios, pero has perdido tu hacha...has perdido el
primer amor.
Pero fíjate en algo, el señor de
la historia necesariamente no estaba haciendo nada malo...estaba trabajando
normalmente solo que....se le cayó el hacha. Él estaba metiéndole el pecho, tenía
todo el ánimo del mundo, pero eso sucede...no necesariamente pasan imprevistos,
cuando te estas portando mal o estás haciendo las cosas mal, simplemente se nos
cae el hacha. En este sentido, necesitamos examinarnos y ver en qué áreas de
nuestra vida, en que proyecto se nos cayó el hacha y ser muy sinceros para
reconocer que nuestra hacha está bajo el agua.
Dios no te está condenando por eso, la gente no te está criticando por
eso, solo tienes que entender que perdiste el hacha y ahora lo importante es rescatarla!
Comienza
volviendo a la fuente donde salió tu hacha, o sea Dios, confiésale que has
perdido tu entusiasmo, que no sientes fuerzas para seguir el proyecto que has
emprendido (un estudio, trabajo, negocio, etc.) o que se ha enfriado tu
relación con Él. Tienes que luchar y volverte a esforzar hasta recuperar tu hacha,
debes aprender a levantarte cuando sientas que el desánimo entra en ti cuando
veas que tu hacha se te cayó y saber que tienes a tu lado un Dios de segundas
oportunidades y tener presente que no existe una persona que en un momento dado
haya dejado caer su hacha. El problema no es que se haya caído, el problema es
que seamos capaces de volverla a recuperar y retornar con el mismo entusiasmo a
arrancar nuestros proyectos.
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