Hoy
voy vamos a hablar de un pecado que es muy sutil y en el que muchos de nosotros
somos tentados, atraídos y seducidos. La mentira.
Es tan sutil, que hasta culturalmente la tenemos clasificada desde la mal
llamada mentira “blanca” o mentira piadosa, hasta la murmuración
malintencionada y la calumnia. Estamos
tan acostumbrados a mentir, que utilizamos la mentira como una forma de
relacionarse, de justificarte o de vivir. Si nos miramos en el diario vivir,
veremos que la mentira muchas veces hace parte inconsciente de nuestro actuar,
hace parte de hábitos aprendidos, o una herramienta para lograr algo
particular. Siendo algunas razones del porque la gente miente, las siguientes:
- Cuando se recurre a la mentira para evadir una verdad que no puede o no se quiere enfrentar.
- Otros la tienen como juego, cediendo por hábito a las “inocentes” e hirientes bromas o se tiende a exagerar las situaciones que se narran.
- Algunos echan mano de ella con premeditación con la sola intención de engañar a los demás.
- Están los que se ciñen a ella por escapar de un momento embarazoso, el cual no se atreven enfrentar por temor al menosprecio o a la desaprobación.
- Otros tienen como hábito justificar todos sus errores mintiendo.
- O cuando es joven y no se quiere decir a los padres con quien se está saliendo, es común que se recurra a la mentira (Muchas veces yo lo hice).
- Y aún están aquellos tan acostumbrados a mentir que hasta ellos mismos se creen sus propias mentiras.
Y
no faltan los que a sus hijos pequeños cuando alguien llama al teléfono y no
quieren contestarle a esa persona, le dicen: “Dile que no estoy”, o sea, les
están enseñando desde pequeños a mentir.
Carece de integridad, sinceridad,
honestidad, rectitud y temor de Dios el que ha hecho de la mentira su refugio. Veamos
lo que una vez Jesús dirigiéndose a los judíos que querían matarlo les dijo: Juan
8:44 “Pues ustedes son hijos de su padre,
el diablo, y les encanta hacer las cosas malvadas que él hace. Él ha sido
asesino desde el principio y siempre ha odiado la verdad, porque en él no hay
verdad. Cuando miente, actúa de acuerdo con su naturaleza porque es mentiroso y
el padre de la mentira”.
Concienticémonos
de algo muy importante y es, que todo aquel que dice y hace mentira está
siguiendo las insinuaciones y cediendo a la voluntad del diablo, el mentiroso
por excelencia y padre de toda mentira. Es necio y negligente el que ha hecho
de la mentira su estilo de vida, aunque esto lo haga esporádicamente y recurra
a ello de vez en cuando y cada cierto tiempo. El mentiroso enfrenta y resiste a
Dios que es la verdad.
Dios
nos invita en que renovemos nuestra vieja manera de vivir y esto incluye dejar
a un lado la mentira, esto es una decisión radical que sólo tú puedes tomar y
que el día que lo hagas, no dudo que mejorara tu relación con Dios. Dios nos
insta en su Palabra que desechemos la mentira, que hablemos la verdad con
nuestro prójimo, o sea, que el hablar la verdad hace parte de obedecerle a
Dios.
Dejemos
esta pecaminosa y mala costumbre, crucificándola ahora mismo en la cruz, y
tomando la firme decisión de no volver a caer a ella, que sea el Espíritu Santo
exhortándonos cuando vayamos a caer en una mentira.
Una
cosa que Dios nos dice es que reconozcamos que en nosotros hay pecado y que
pidiendo su perdón El nos limpia completamente: Si confesamos nuestros pecados,
Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Hagamos una oración de perdón y renovación de nuestra boca, vamos a
santificarla delante de Dios, vamos a tener la fuerza de voluntad en el Poder
de Dios de que nuestra boca sea fuente de bien y de bendición para otros y de
santificación para Dios hablando siempre con la verdad.
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