Cada una de nosotras tiene
sueños, metas y anhelos que alcanzar, pero para ir en pos de estos lo primero
que debemos hacer en nuestro interior es ver esos sueños a través de los ojos
de la fe, porque sino lo creemos primero en nuestro corazón, ¿quien lo va a
creer por nosotras? Dios no es un Dios limitado ni le faltan los recursos para
que tu y yo podamos alcanzar los sueños que tenemos y El ha puesto en cada una
de nosotras los talentos necesarios para poderlos cumplir.
Somos seres íntegros y puede
que en ciertas áreas de tu vida sientas que ya lo has alcanzado todo, pero ¿qué
de las otras áreas en las cuales aún anhelas ver realizado ese sueño?. Para
esto comienza creyendo que con la ayuda del Señor si lo vas a lograr, que tu
familiar podrá ser sano, que tu matrimonio puede ser restaurado, que Dios ha de
colocar un buen hombre a tu lado como esposo, que eso que has querido estudiar
lo vas a poder lograr, que conseguirás el ascenso que tanto has anhelado, que
tus finanzas pueden prosperar, y en este punto me detengo, porque
desafortunadamente ha nacido una nueva corriente del evangelio de la
prosperidad, donde el enfoque hacia las personas es que la felicidad sólo podrá
ser alcanzada con el éxito económico y Dios es muy claro en Su Palabra al
decirnos que las cosas materiales son una añadidura, no el fin último.
No
importa las palabras que otros te digan, que ya estás muy mayor, que no tienes
los recursos o no eres lo suficientemente inteligente, cada una de las promesas
de Dios están vigentes el día de hoy y el Señor tiene nuevas oportunidades para
ti! Personalmente cuando siento que mi fe desfallece, suelo recordar lo que
Dios ya ha hecho antes en mi vida, cómo de Su mano he podido lograr esos sueños
que tenía, puede que haya esperado un poco, por ejemplo, estuve 6 años sin una
pareja (novio) antes de conocer a mi esposo, obvio no necesariamente eso es lo
que te espera a ti!. En Habacuc
encontramos dos versículos, que nos motiva a tener una visión:
2:2 Y el Señor me
respondió: «Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas,
para que pueda leerse de corrido.
2:3 Pues la visión se realizará en el
tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse.
Dios es
fiel, y cumple cada una de sus promesas, empieza desde hoy a ver con tus ojos
que sí va a ser posible alcanzar esa visión que tienes en tu corazón.
Amen y amen
ResponderEliminar