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viernes, 27 de marzo de 2015

Expande tu visión


Cada una de nosotras tiene sueños, metas y anhelos que alcanzar, pero para ir en pos de estos lo primero que debemos hacer en nuestro interior es ver esos sueños a través de los ojos de la fe, porque sino lo creemos primero en nuestro corazón, ¿quien lo va a creer por nosotras? Dios no es un Dios limitado ni le faltan los recursos para que tu y yo podamos alcanzar los sueños que tenemos y El ha puesto en cada una de nosotras los talentos necesarios para poderlos cumplir.

Somos seres íntegros y puede que en ciertas áreas de tu vida sientas que ya lo has alcanzado todo, pero ¿qué de las otras áreas en las cuales aún anhelas ver realizado ese sueño?. Para esto comienza creyendo que con la ayuda del Señor si lo vas a lograr, que tu familiar podrá ser sano, que tu matrimonio puede ser restaurado, que Dios ha de colocar un buen hombre a tu lado como esposo, que eso que has querido estudiar lo vas a poder lograr, que conseguirás el ascenso que tanto has anhelado, que tus finanzas pueden prosperar, y en este punto me detengo, porque desafortunadamente ha nacido una nueva corriente del evangelio de la prosperidad, donde el enfoque hacia las personas es que la felicidad sólo podrá ser alcanzada con el éxito económico y Dios es muy claro en Su Palabra al decirnos que las cosas materiales son una añadidura, no el fin último.

No importa las palabras que otros te digan, que ya estás muy mayor, que no tienes los recursos o no eres lo suficientemente inteligente, cada una de las promesas de Dios están vigentes el día de hoy y el Señor tiene nuevas oportunidades para ti! Personalmente cuando siento que mi fe desfallece, suelo recordar lo que Dios ya ha hecho antes en mi vida, cómo de Su mano he podido lograr esos sueños que tenía, puede que haya esperado un poco, por ejemplo, estuve 6 años sin una pareja (novio) antes de conocer a mi esposo, obvio no necesariamente eso es lo que te espera a ti!. En Habacuc encontramos dos versículos, que nos motiva a tener una visión:
2:2  Y el Señor me respondió: «Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido.
2:3 Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse.


Dios es fiel, y cumple cada una de sus promesas, empieza desde hoy a ver con tus ojos que sí va a ser posible alcanzar esa visión que tienes en tu corazón.

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