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jueves, 23 de abril de 2015

Ama a tus enemigos!


Es muy fácil cumplir el segundo mandamiento que Jesús nos dejo de amar al prójimo cuando este prójimo es quien nos cae bien, a quien tenemos un gran aprecio, ¿pero que sobre aquellas personas que nos han hecho daño?, que nos han herido?, que hasta lo hemos denominado como nuestro enemigo, porque sin haberle hecho nosotros nada, esta persona se ha encargado de lastimarnos.

En 1 Juan 4:7 nos dice: Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. 
Versículo 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 
Versículo 9 Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
Es decir, que no hay ninguno que se pueda salvar del mandato del Señor de amar. Pero quiero partir con una explicación que una vez leí de un predicador y que concuerdo con ella: Amar no es un sentimiento, sino es un conjunto de actos que hacemos para contribuir al bienestar de otra persona o hasta el de nosotros mismos. 

Cuando nosotros amamos a alguien queremos lo mejor para esa persona, realizamos acciones de bien para el otro, no solamente es cuestión de decirle con palabras cuanto lo amamos sino que con hechos solemos demostrárselo. Dios nos dice en su Palabra que “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su único hijo”, lo que quiere decir que el verbo amar no está sólo, va seguido de una acción. Así que cuando decimos que amamos a otra persona eso significa que somos capaces de llevar a cabo acciones cómo: oírlo, respetarlo, perdonarlo, ayudarlo, atenderlo, no hablar mal de la otra persona, etc.

Dios nos manda a que amemos a nuestro prójimo, eso significa tanto a la persona con la cual tenemos empatía, que es nuestro ser querido o hace parte de nuestro círculo cercano afectivo como a las personas que nos hacen daño.  El primer paso para poder amar a quien nos ha herido es perdonarlo, llevar ante Dios todo el dolor que esa persona nos ha causado y posteriormente pedirle a Dios que derrame de su amor en nuestros corazones porque muy probablemente no tenemos absolutamente ningún sentimiento positivo a esa persona. Personalmente, he vivido heridas en diferentes áreas tales como: en el ámbito laboral (haciéndome la vida imposible), en el área emocional (hombres que me han herido y mujeres que se han metido en mi relación) y en el área  familiar. A cada una de estas personas he tenido que perdonarlas, liberar mi corazón de esa herida. ¿Cómo he demostrado amor hacia ellos?: En el área familiar específicamente se ha restablecido las relaciones. En las otras áreas comúnmente he orado en más de una ocasión por ell@s, cuando Dios ha puesto en mi corazón ese sentir, y esas oraciones las he hecho como si nunca hubiera sucedido nada malo. Ayudando a algunas de esas personas en las oportunidades que se han presentado y se me presenta, aunque aclaro que no con todos he tenido que continuar un contacto.


Dios no nos pide nunca nada que nosotros no podamos hacer, si consideras que todavía tienes aunque sea una persona a la quien no amas, a alguien que es super desagradable o parca contigo, que no serías capaz de ayudar si te lo piden, es hora que vayas delante de Dios y le entregues todo esa carga y dolor que aún guardas en tu corazón y que le pidas a Dios que llene ese vació que hay en tu corazón con Su amor y luego si a accionar!!!. Vas a ver que si perdonas a esa persona, Dios sanará tu corazón de esa herida y podrás mirarlos con otros ojos. Por ejemplo, si aún no le diriges el saludo a esa persona, a empezar a hacerlo como si ahí no hubiera pasado nada. Puede que debas seguir tratando con esa persona o posiblemente nunca te vuelvas a topar con ella, pero Dios lo que desea primeramente es que en tu corazón no albergues odio hacia otro ser humano, que no tengas rencores, por el contrario que estés dispuesto a darle una nueva oportunidad a quien probablemente ni siquiera se lo merece y a tratarlo cómo Jesús lo haría, o sea, a demostrar con actos el amor hacia el otro.

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